viernes, 9 de noviembre de 2007

GEMMA BERNAL

ANTES y AHORA, reflexiones sobre nuestra profesión.

Os parecerá que hago el papel de quejita, pero no es así.
Me hace gracia recordar que antes cuando oía a alguien comparando pasado y presente, me sonreía pensando que eran cosas de la edad madura. ¡Pues debe ser así¡

Hace calor, estamos en verano, parece que tendríamos que estar descansando… ¡pues no! a todo el mundo se le ocurre poner en marcha aquellas ideas que se presentaron no se cuándo y que han rodado por encima de las mesas.
Ahora suele pasar así, las cosas son de hoy para mañana, o a veces para ayer.

El diseño que se planteó, se rescata ahora con mucho entusiasmo, se implica a mucha gente, todos opinan y ponen sus requisitos y condiciones.
Se hace “diseño de comité” y, con suerte, a veces te dan tiempo para retocar, poner orden y coherencia en todos estos cambios. Otras veces los encuentras hechos.

Oigo personas que emiten criterios y conclusiones de marketing sobre comportamientos de mercado sin darse cuenta de que las cosas, a veces, no son así, de que cambian y aparecen factores distintos como la sorpresa, la admiración, la comprensión, etc. lo que provoca que, a veces, algún producto funcione sin ceñirse a éstos parámetros.

Me doy cuenta de que para poder crear nuevos productos, a menudo tengo que tomar caminos, en los inicios del proyecto, un tanto autistas.
Todo proceso de diseño tiene un recorrido. Comienza con el estudio de unas necesidades para después emprender una revisión de lo que, en la actualidad, rodea al producto que vamos a diseñar. A partir de aquí, siempre necesito “montarme una historia” que me aguante todos los argumentos y las comprobaciones posteriores. Esta historia es la base que aguanta los futuros temporales, y ha de ser sólida. No puede hacerse con prisas, y tiene que salir de nuestras propias experiencias, inquietudes, observaciones y reflexiones. Se convierte en lo que queremos contar con esa nuestra historia.

¡Y es mejor que sea así! que todo empiece como algo íntimo, a solas. Porque después ha de pasar el filtro y la intervención de muchas personas distintas, las cuales además quieren dejar patente su huella por lo que, sin unos argumentos sólidos, la propuesta no resiste.
A pesar de todo… confieso que me siento bien cuando algo pasa por todo este proceso de una forma correcta. Porque esta situación, la del buen hacer, también existe. Aún hay empresas que saben lo que es el diseño y el desarrollo de producto y cuál es la función del diseñador.

Aunque, en términos generales, no haya el respeto que existía antes, quizás sea una cuestión derivada del poco tiempo que el empresario puede dedicar a éstos menesteres.

Recuerdo que antes, hace años, el día de visita a una empresa era para mí como si fuese un día importante. Toda mi atención la dedicaba a esto y me encontraba con personas que disfrutaban del tiempo con el mismo gozo y aprovechamiento que yo.

Las prisas… quizás sea lo que nos califica hoy.

Cuando repaso el día a día, insisto en recordarme a mí misma y a mi equipo lo importante que es el valor de la Historia, de la idea, de la revisión del contenido en todos los aspectos para que lo que resulte finalmente, por lo menos nos deje tranquilos porque otra cosa, a veces ya no depende de nuestro trabajo.

Es importante tener la capacidad de ver cuál es la situación en cada una de las empresas para las que trabajamos. Las personas, los problemas de mercado y ventas, las posibilidades de desarrollo de la empresa, la competencia, etc. Hemos de estar pendientes de todo y tratar de entender y adaptar nuestra labor a este mundo de incertidumbres y de problemas tantas veces meramente personales. Algunas mañanas, cuando me levanto y reviso mi agenda, veo que lo que toca para hoy representa tomar actitudes y decisiones más afines con el mundo empresarial que con lo que corresponde a la ejecución y desarrollo del diseño. No es eso lo que nos habían enseñado, pero hay que adaptarse. Es indudable que todo influye y que constantemente hay que dirigir la mirada hacia el panorama y entorno para después, rápidamente, buscar una traducción coherente con la idea de producto que el diseñador tiene.

En el fondo me gusta, porque hace que nuestro día a día sea de lo más variado y a veces mucho más pintoresco de lo que hubiera podido imaginar. No tengo tiempo para aburrirme.

Hay que saber moverse ante la diversidad de hechos: es lo que HOY hemos de aprender.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El diseño: Global, compartido - Personal, intimista. En todos los aspectos del proceso, en todos los aspectos del saber, en nuestra esencia.
Según desde el punto en que se mire, contradicción o dualidad.